viernes, 17 de octubre de 2008

mi nueva consonante.

de todas las cosas que pensé que jamás haría...
desconfiar de manera tan descarada y perspicaz, estaba entre las primeras cinco de la lista.

fue un instante.
que me costó la efímera felicidad que se había generado por su juego de palabras y por su peso corporal.

inesperado.
probablemente letal,
nadie podría llegar a negar que fue una buena jugada.
una puñalada bien ubicada,
en el instante en el cual mi vulnerabilidad necesitó mucho más que poesía,
que necesitó hechos que respaldaran aquella sensibilidad asumida.

cuando los silencios se vuelven escasos,
y tu murmullo empalagante se vuelve un tanto confuso,
es que necesito salir de aquel ensueño para constatar la realidad,
que se opone de manera evidente a las ilusiones que guardo de tu relato principesco.

lejos de asumir una actitud pasiva soy cómplice de tu delirio emocional,
cómplice de mi necesidad,
que se alimenta de héroes que caen antes de entrar en batalla,
y de lesiones , leves y graves, que de alguna manera busco justificar.

no es nuevo.
mucho menos casual.
probablemente sea causal.

si tan solo supieras que me sobran excusas que le dan que hablar a mi muda verborragia sentimental y que me faltan protagonistas para los guiones que quedaron sin escribir,
permitirías que tu sensibilidad no fuese ajena al flagelo que suponen los vacíos.

serías piadoso, y no ignorarías el hecho de que los rezagos de tu vocablo seductor
suponen espacios en los cuales me dejo convencer,
espacios, que dejan un lugar ilimitado para las desilusiones.

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