pasó mucho mucho tiempo desde la última entrada.
pasó casi algo más de un mes.
me resulta muy raro volver a escribir..
no solo por el tiempo transcurrido sino desde el lugar en el que lo hago.
antes de ponerme a escribir estas primeras lineas,
me fui de paseo "mental" por los blogs de dos amigas mías.
leyendo sus entradas me sentí como situada "en el medio".
una de ellas, a la cual cabe destacar, extraño mucho, hablaba del miedo.
del miedo que se siente cuándo ya experimentas por
enécima vez la frustración del "amor no correspondido".
de esa sensación fácilmente perceptible, difícil de borrar..
que aparece en el momento en el cuál los hechos contrastan con la experiencia "pasada"..
pero eso , sin embargo, no basta para sacarnos ese
gustito amargo a abandono.
ella se preguntaba de manera
insistente¿qué hace que "él" siga interesándose por ella pasado el fin de semana?
yo me pregunto: ¿porqué no habría de sentirse interesado en una mujer tan atractiva como ella?
su
autoestima, le impide disfrutar o vivir una relación que recién está empezando a escribir sus primeras líneas.
después fui a la entrada de mi otra amiga.
ella ya esta en otro ámbito.. en el magnífico y escalofriante mundo de las "relaciones".
está de novia hace poco más de seis meses,
pero su historia empezó de modo
tannnn complicado,
y en el
interín dio tantas vueltas,
que creo que para ella, al igual que para los que la conocen, se siente como si estuviese de novia hace un año (por lo menos).
ella está del otro lado de la historia.
ella se siente desenamorada por la falta de
autoestima de su pareja.
la desmotiva.
ella tiene un punto.
¿porqué habría de querer alguien estar con uno, si uno no se considera lo
suficientemente bueno?
me dio curiosidad el punto del
autoestima en las relaciones.
cómo influye,
como puede funcionar como atractivo y repulsivo al mismo tiempo,
cómo puede delimitar las
posibilidades de uno.
también es interesante ver el polo opuesto.
cuándo tal vez no pasa tanto por la
autoestima de uno,
sino por el "peso", la carga social, que le otorgamos a ese "otro".
¿cuántas expectativas tiene que cumplir?
el otro día alguien a la cuál cité previamente me dijo
"entre el chico
cosmo, y un bagre... hay un sin
fin de grises".
un sin
fin de grises que la mayoría del tiempo una no está dispuesta a explorar,
porque en ese caso todo recae sobre la mirada ajena.
amigas, familia, entorno...
¿cuándo su opinión se vuelve fundamental y cuándo se torna
excesivamente innecesaria?
es una línea delgada,
que una, como víctima y como
hostigadora ha cruzado varias veces.
"Vos te
merecés alguien mejor",
"Vos podrías salir con alguien más lindo",
"Vos estás para más".
¿En función a quién?
¿Quién dice que es "algo o alguien mejor"?
es absurdo.
ahora, que estoy un poco más alejada de los ruedos de las primeras (y también últimas entradas) puedo decir y asegurar que yo también fui víctima del prejuicio y de las frases banales expresadas previamente.
una siempre espera lo mejor para una amiga.
espera y quiere.
una siempre espera lo mejor para una.
lo quiere y lo busca.
pero lo "mejor" la mayoría de las veces viene plagado de etiquetas.
estímulos ajenos a la verdadera voluntad de uno,
que personifican y dotan de atributos miles a "esa persona especial".
no tiene mucho que ver con lo que V&V escribieron, lo sé.
pero fue el detonante.
la autoestima.
y cómo uno confunde "autoestima" con "no conformismo" y a ese supuesto "no conformismo" se lo asocia directamente con el esímulo visual que recibís de una publicidad de perfume, por así decirlo.
¿cuándo ese "no conformismo" y la eterna espera de ese "alguien mejor" no es simplemente una excusa para no abrirse al comienzo de algo nuevo?
¿cuándo no es una auto-excusa instaurada que imposibilita amar?
estamos dispuestas a resignar buen-trato,
pero nunca belleza.
belleza volátil,
embotellada bajo el slogan de alguna marca de lujo.
¿qué tan idiota es eso?